No, no hablamos de deporte, sino de algo más importante: la lucha contra la desertificación.
Y es que en 2007, mientras los llamados “países desarrollados” nos obcecábamos en obviar el cambio climático, los llamados “países subdesarrollados”, que viven más pegados a la tierra, ya veían claramente los efectos del clima en su Medio.
Sin embargo, en España, frontera norte de este mismo desierto aún no nos hemos dado cuenta de que también crecerá hacia acá. Y nuestro gobierno parece centrarse únicamente en sustituir las energías fósiles por renovables (y mal, por cierto), olvidando las otras dos patas de la batalla climática: el ahorro energético y la reforestación. Las cuales no interesan, pues una supondría que el gasto en energía sería menor (menos negocio para las energéticas) y la otra no supone un beneficio (a corto plazo) para la economía…vamos, que siguen con las mismas estrecheces de miras e incapaces de centrarse en lo que las personas y las comunidades necesitan en vez de en lo que las grandes empresas y fondos de inversión les demandan.
La reforestación y conservación de nuestros bosques es una tarea urgente. Ellos nos ayudarán a controlar los excesos del clima y a detener el avance de la desertificación, pero necesitan crecer y estar sanos para soportar las duras condiciones que les esperan. Por eso es una tarea urgente, la más urgente junto al ahorro, y quizás cuando queramos afrontarlo pueda ser demasiado tarde. Quizás sea porque en África no tengan grandes empresas a las que mimar ni fondos de inversión a los que atraer, pero me alegra que estos países estén empezando por lo más urgente. Su población, la actual y la futura, lo agradecerán.