Hace unos días el Ministerio de Transición Ecológica nos desanimó al dejar claro que va a favorecer a las grandes compañías y fondos de inversión en la transición del sector eléctrico.
Conocer ahora, dentro de este juego de poli bueno-poli malo, que planean que las primas de las renovables (en su mayoría instaladas durante la primera década del siglo en una mala gestión de estas ayudas) dejen de estar pagadas por los consumidores resulta cierto alivio.
Y es verdad que la situación actual no deja de ser injusta. Lo verdaderamente trascendente se deriva del hecho de que las renovables suponen por un lado un coste (debido a las primas) pero por otro lado una rebaja (cuando hay mucha producción y estas tiran para abajo del precio del pool). Y según el sistema establecido hasta ahora todos los consumidores pagaban las primas (amén de otros gastos “discutibles” del sistema) mientras sólo los grandes consumidores se beneficiaban de la bajada de precios por las renovables, de manera que las ventajas de las renovables no acababan de llegar a la población.
Esperemos que este sea el motivo real y no la simple medalla de conseguir una electricidad más barata. No obstante, no quiero desperdiciar la ocasión de recomendar al gobierno que si quiere precios económicos no potencie el oligopolio y democratice y distribuya la generación eléctrica.
Con este giro que propone el gobierno se hace un poco más justo el sistema eléctrico y, además, se apoya la transición sobre las energías sucias, algo que, aunque a primera vista no lo parece, sí es coherente puesto que estas energías nunca han internalizado los costes que realmente tienen para la sociedad. Es hora de que contribuyan.
Homoconsciens y Coompensamos. Por una transición eficaz, real y justa.