Suele ser el sector eléctrico bastante opaco para la población. Empresas enormes, inversiones mareantes, intereses ocultos, tecnologías muy distantes y un sinfín de actores que, sin embargo, apenas representan un puñado de empresas hacen muchas veces complicado conocer bien su funcionamiento y los datos reales.
No obstante, hay ideas, algunas de las cuales requieren un gran conocimiento sobre el sector eléctrico, que sin embargo han calado rápida y profundamente entre la población. Una de estas es aquella que presupone que la energía eléctrica que se produce en las centrales nucleares es la más barata, aquello de «¿por qué no hacemos como los franceses?».
Ya es complicado saber la rentabilidad real cada método de producción en un sistema plagado de ayudas, concesiones, “intereses generales”, particulares, etc. Cuánto más no lo será en el sistema que más inversiones requiere y que se desarrolló al amparo de los oscuros ministerios de defensa de determinados países.
A pesar de lo opaco de la nuclear nos atrevemos a asegurar que sabemos que es más económica que el resto.
Pero la crisis provocada en el sector nuclear por las medidas para la reducción de la factura eléctrica establecidas por el gobierno español este mes de septiembre ha destapado los costes reales de la producción de electricidad por este tipo de centrales, que fijan en 45 €/Mwh, e, incluso, el precio que consideran sería adecuado para la obtención del nivel de beneficios que esperan: unos 57-60 €/Mwh (acorde con lo que reciben las nucleares francesas).
Y estos datos arrojan mucha luz sobre el problema estructural de conseguir un sistema eléctrico que nos permita disminuir las emisiones de CO2. Por todos es sabido que muchas voces se alzan como defensoras de la energía nuclear para conseguir este propósito de la manera más económica, pero aquí está el dato: en el último año se han casado proyectos en las subastas de renovables a poco más de 20 € el Mwh, tanto de eólica como de fotovoltaica y no obviemos que este precio incluye los beneficios esperados por los inversores.
Pero para ser estrictos, un elemento que aventaja a la nuclear sobre estas renovables es la disponibilidad, por lo que habría que sumar el coste del almacenamiento. Estos datos son más difíciles de fijar por la poca experiencia disponible, pero podemos ver algunos ejemplos en Portugal (con quien compartimos no sólo mercado eléctrico sino condiciones climatológicas) donde se han subastado renovables con almacenamiento, donde estas instalaciones fijan la venta de energía a entre 20 y 28 €/Mwh. Habría que tener en cuenta el efecto que tendría el precisar de almacenamiento sistemático (en caso de no disponer de la contribución de la nuclear) para asegurar el suministro durante todo el día, pero a la vista de los datos es de esperar que el precio total no suba mucho más allá de los 30 €/Mwh…y bajando. Tal diferencia compensa incluso la distinta carga fiscal de la nuclear.
Según los datos que nos aportan los inversores, los costes de producción con renovables y almacenamiento son ya menores que los referentes a la nuclear.
Pero eso de mantener el sistema eléctrico no es tan sencillo como pudiera parecer, prescindir de la energía nuclear es en estos momentos impensable. Las consecuencias sobre el servicio e incluso sobre las emisiones serían incalculables. Pero la diferencia que ofrecen los datos deja a las claras que no deberíamos dedicar ni un solo euro más a hacer crecer el parque nuclear, forzar la extensión de su vida o investigar en esta tecnología, sino hacerlo en la creación de sistemas de almacenamiento económicos, que no desestabilicen el sistema eléctrico y respetuosos con el Medio.
Aparte están los riesgos de accidentes inherentes a la nuclear, que esta tecnología también genera CO2 (no sólo en la construcción de las centrales sino en la extracción y enriquecimiento del combustible), que aún nos tienen que explicar qué haremos durante los miles de años para los que no hay prevista una gestión de la totalidad de los residuos y que supone, de nuevo, depender de un combustible que producen muy pocos países y que, por cierto, alcanzará su cénit pronto y, por tanto, comenzará a ser más caro…pero esto lo trataremos en otro post.
Homoconsciens, por una transición eficaz, real y justa.